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Diciembre 2016

Por Mirta Narosky - Artista

En mi artículo anterior “Cultura?” hice referencia al Arte, rescatando su carácter universal y atemporal. Definí Cultura e hice una lectura acerca del legado humano a través de su historia, haciendo hincapié en que considero a nuestra especie como la más dicotómica: capaz de realizar las bellezas más extraordinarias, como así también ser artífice de las peores atrocidades.

Estética con ética

En mi artículo anterior “Cultura?” hice referencia al Arte, rescatando su carácter universal y atemporal. Definí Cultura e hice una lectura acerca del legado humano a través de su historia, haciendo hincapié en que considero a nuestra especie como la más dicotómica: capaz de realizar las bellezas más extraordinarias, como así también ser artífice de las peores atrocidades.

Debo aclarar que, si bien soy Licenciada en Arte, no me he dedicado a escribir ni a hacer crítica. Puede que mis apreciaciones sean algo viscerales, pues devienen de mi ser artista más que de mi bagaje teórico. Dicho esto debo referirme a mis intenciones ulteriores de poner en consideración mis cavilaciones sobre Arte: deseo profundamente estimular la reflexión, el diálogo, y el cuestionamiento de los paradigmas establecidos en la cultura de hoy. No esgrimo certezas sino mis conclusiones subjetivas para estimular la inteligencia y sensibilidad de todos …y ya ha comenzado a dar frutos mi artículo anterior a estas intenciones.

Observando varias de las producciones estéticas contemporáneas, me es inevitable vincularlas a cuestiones éticas. Desde mi punto de vista, gran parte de lo producido hoy, hace apología 

de la frivolidad y el facilismo. Y no es

casual. Vivimos en una época “resultista” y acelerada. El consumo, el valor económico y el éxito inmediato son las metas del Sistema. Un fin en sí mismo.

Sostengo una teoría, no basada en estadísticas científicas sino intuitivas: 
“Un cinco por ciento de los seres humanos produce cambios trascendentes en la sociedad de su tiempo, otro cinco por ciento influye en forma nefasta y el noventa por ciento restante simplemente se aviene a la moda reinante”.

 Apoyaré mi teoría con mi propia experiencia. Cuando era adolescente estaba de moda la lectura, aspirar a la intelectualidad. Considerábamos que cuanto más nos formásemos más éxito obtendríamos en lo que emprendiéramos. Teníamos referentes a quiénes emular. En Arte, por ejemplo, la expectativa se apoyaba en que trabajando mucho, estudiando a fondo el lenguaje plástico y desafiándonos a nosotros mismos, tal vez llegaríamos a la excelsitud y consecuente éxito.

Hoy no se conoce lo pasado. ¡No hay tiempo! Se busca el camino crítico hacia el resultado rápido. Las herramientas: marketing, lobby, efectismo… lo que sea necesario para “llegar”. Por ende no es fácil encontrar oficio, metáforas profundas, obras sorprendentes en cuanto a calidad.

Estamos padeciendo a “colegas” que dejan morir a un perro de hambre y de sed durante una muestra; o a quien expone licuadoras con peces que, al presionar el botón, estos se despedazan; o a una mujer desnuda que arroja pintura de su vagina; o jabones confeccionados con grasa de su propia liposucción, etc., etc. Y todos estos “episodios artísticos” en Bienales, museos o galerías importantes.

¿Cuál es el límite de lo considerado Arte? ¿Qué hace que estos individuos no sean excluidos de la sociedad y se los aplauda? ¿Es el hecho de que estas manifestaciones se produzcan en un espacio de Arte? Podría decirse entonces que si yo, siendo Artista, entro en un museo y asesino a los presentes, ¿estaría creando una performance, y se la consideraría un hecho artístico?

Lo cierto es que estos hechos capturan la atención de la prensa internacional. Todos tuvimos acceso a ellos. En cambio, una obra sublime, llena de oficio, concepto y sensibilidad, jamás llegará a esa difusión masiva e inmediata.

Mi elección, y la de muchos artistas -algunos más ocultos y otros más expuestos- es seguir apostando a lo trascendente, a la obra que quedará como testimonio de resistencia ante la intencionalidad de aniquilamiento de lo más alto del espíritu humano.

Mirta Narosky - Artista. Licenciada y profesora en artes plásticas
www.mirtanarosky.com.ar
Colaboradora Revista DM2
Imagen de fondo:
Título: "Hay que sostenerse" (2002).
Técnica mixta sobre tela 150 cm x 150 cm.
Mirta Narosky
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