
Revista DM2
Febrero 2018
¿Y si me echan del trabajo?
¿Y si antes de llegar pierdo el colectivo?
¿Si me enfermo de ‘x’ cosa?
¿Si voy y el dinero no me alcanza?
¿Por qué ‘x’ me habrá mandado este mensaje?
Hace tiempo no veo a mi familia. ¿Y si me
arrepiento el día que no estén?
¿Si me está engañando y no me doy cuenta?
Yo no sé que pasara de acá a dos años...
¿Y si la economía se hunde?
Pensamientos o imágenes razonablemente lógicas, pero catastróficos, repetitivos, y referidos a distintas áreas, causando malestar por su disfuncionalidad, es lo que define al trastorno de ansiedad generalizada. En adelante (TAG). Muy naturalizado en nuestra cultura, en la cual “prevenirse es curar”, pero distinguimos en la clínica, la preocupación en donde la misma es funcional y adaptativa, ya que nos prepara y nos alerta de problemas (ESPECIFICOS y CONCRETOS) a resolver y la preocupación excesiva sobre diferentes y múltiples temáticas, sin un plan de acción, de carácter catastrófico, ocupando mucho tiempo en la esfera cognitiva, derivándose en sintomatología física y emocional. ¿Por qué insidioso?, de acuerdo a las cifras estadísticas de diagnostico del TAG, lo padece entre el 4 y 6 % de la sociedad (varia depende el país), pero lo cierto es que los diagnosticados con TAG, el 66% no recibe tratamiento, el 30% sufre además de depresión, el 60% son mujeres y el 40% son hombres. Insidioso por la naturalidad con la cual se percibe a estos pensamientos e imágenes, la preocupación, que se presenta tanto en niños, adolescentes y adultos, como adultos mayores, tendiendo a ser crónico, mientras no se lo trate de forma pronta y precisa. El único tratamiento validado por la psicología y que ha mostrado eficacia para este trastorno es el tratamiento cognitivo conductual para la ansiedad generalizada, así mismo teniendo una baja tasa de remisión, es decir, de curación. Descartando toda cuestión física, hormonal, clínica, el TAG, diagnosticado ya, se puede presentar conjuntamente con la siguiente sintomatología: Cansancio, fatiga, agitación, dificultad para concentrarse, insomnio y trastornos del sueño, irritabilidad, inquietud, impaciencia, mareos, vértigo, dolores de cabeza, tensión muscular (muy frecuente), sequedad en la boca, palpitaciones, molestias digestivas, sudoración o temblores. El cerebro posee en la parte más interna lo que se denomina “sistema límbico”, el cual en el TAG, la amígdala y el hipocampo se ven afectados, como también áreas de la corteza cerebral.
La buena noticia, es que este trastorno tiene tratamiento, requiere de terapeutas especializados en terapias validadas y en específico para el TAG, de lo contrario no habrá posibles resultados. Con otro tipo de tratamientos no eficaces, como el psicoanálisis, tiende a exacerbar los síntomas, y a darle curso crónico al trastorno. Las guías internacionales de NICE y APA, recomiendan el tratamiento mencionado más arriba para este trastorno (TCC). Hay que aclarar que el ambiente también se ve afectado, la familia, la pareja, las relaciones intimas, ya que la persona se encuentra en constante estado de preocupación, miedo, alarma, expectativa de ocurrir una catástrofe, lo que no le permite disfrutar de sus actividades, tampoco las de ocio, y se va deteriorando su salud físico, como también la calidad de sus vínculos interpersonales, debido al empobrecimiento de las habilidades sociales que este trastorno afecta, como la asertividad (decir las cosas de modo adecuado), empatía. Se destaca en este tipo de pacientes la altísima intolerancia a la incertidumbre, a la frustración, por lo cual los pacientes intentan a través de su pensamiento lograr certeza, obteniendo más preocupación, ansiedad e incertidumbre. Se trabaja entonces la tolerancia a la frustración, la asignación de tiempos de preocupación, la tolerancia a la incertidumbre, y la distinción entre problemas reales y preocupaciones funcionales a los mismos, de los que no lo son, y por los cuales no puede el paciente hacer nada, para así acotar sus preocupaciones, y generar planeamientos concretos para sus motivos o áreas de preocupación. En algunos casos se requiere también intervención farmacológica, conjuntamente con el tratamiento psicológico, debido a que va acompañado de muchos síntomas físicos, y otros trastornos como los depresivos, como también por sus bajas tasas de remisión (curación), (cerca del 40%), habiendo recaídas en un 27% a los 3 años.
ANSIEDAD GENERALIZADA
UN TRASTORNO SILENCIOSO E INSIDIOSO
Por Diego Herrera
