
Revista DM2
Trazos desde el islam
LOS ATRIBUTOS MÁS HERMOSOS
Por Carolina Chocrón
Descendiente del profeta Muhammad (bendiciones y paz) por parte de padre, y de Hazreti U'bayda ibn Jarrah (uno de los diez compañeros del profeta) por parte de madre, recibió una educación privilegiada a cargo del sheij Mehmet Molla Efendi. Aprendió el arte de la recitación del Corán con el famoso sabio Yusuf Efendi, y a escribir poesía con el ilustre Nabi.
Nació en Estambul en la época del imperio Otomano, regido en ese entonces por Murad III, nieto del sultán Suleymán el Magnífico. A los diecinueve años se recibió con honores en la escuela de derecho y fue designado juez de Egipto. Pero jamás ejercería el cargo para el que con tanto esfuerzo se había preparado. A veces el destino teje otros planes más acordes a nuestra esencia, menos amables para nuestro ego.
¿Qué podía saber la tormenta acerca de su rol en la historia? ¿Qué podía saber el mar embravecido, qué podían saber las olas? Allah dice “Sea” y es. Y ellos sólo sabían ser… y fueron.
Nureddin Al-Jerrahi debió posponer su viaje a Egipto a causa del mal tiempo. Imposible navegar en esas condiciones. ¿Se habrá sentido frustrado por la postergación o habrá agradecido el súbito cambio de itinerario? Cuántas veces lo que planificamos con esmero se ve modificado por un imprevisto, a veces sutil, a veces brutal… y puesta nuestra fe a prueba quizás olvidamos agradecer el designio que viene desde lo Alto…
Su tío, Husayn Efendi, vivía justo enfrente del dergah de la orden Halveti en Uskudar y ansiaba llevar a su sobrino ante la presencia del sheij Ala'uddin Al-Halveti Kostendili. Aprovechando este soplo del destino, lo llevó esa misma noche. El sheij lo reconoció enseguida y le dio la bienvenida. Imposible describir con palabras lo que sintió el joven Nureddin durante la ceremonia del dhikr. Sin poder contenerse, abandonó su sitio entre los invitados y se unió a la rueda de los derviches. La tormenta exterior se volvió danza interior. Las nubes se volvieron luz, vapor de colores, reino del prisma infinito del sol; la lluvia se tornó caricia, suavidad envolvente; el viento los unió en una sola respiración. Mientras su cuerpo giraba en la ronda con sus hermanos, su ser se elevó allí donde los sentidos abandonan el mundo de las formas. Entró en un profundo estado de éxtasis. Sintió un amor inmenso y al terminar se arrojó a los pies del sheij para pedirle que lo aceptara como derviche.
Inmediatamente renunció al puesto que jamás ejerció, le mandó una nota a su esposa para que se mudara con sus padres y pidió que lo dieran por muerto y que sus pertenencias se distribuyeran entre sus herederos. Luego de quitarse la ropa con la que había llegado, se puso el manto de los derviches.
Con el tiempo y de acuerdo a los signos que fueron puestos en su camino, se convirtió en el fundador de una nueva rama de la orden Halveti, la Jerrahi. Hoy en día esta tarika tiene dergahs en varias ciudades de Europa y América, incluida la ciudad de Buenos Aires.
El Pir Nureddin Al-Jerrahi fue al encuentro de su Señor a los cuarenta y cuatro años de edad en Estambul. Hay un hadiz que dice que “el Paraíso está bajo los pies de las madres”. Se dice que el signo de que el Pir habita el Paraíso es que fue enterrado con su cabeza bajo los pies de su madre. Que Allah lo colme de bendiciones, y que bendiga también a las tormentas, que cuando parecen desviarnos de nuestro camino, nos devuelven en realidad a la vía luminosa de nuestra esencia.

Carolina Chocrón
Musicoterapeuta, reikista y profesora de canto. Abrazó el islam a la
edad de treinta y dos años, atraída especialmente por el sufismo (núcleo
esotérico de esta religión). Desde entonces forma parte de la Tariqa Halveti Jerrahi de Argentina, a cargo del Sheij Abdel Qadr Ocampo.
Colaboradora Revista DM2